(Por Jose Antonio Domínguez Silgado) – El sector de la seguridad privada enfrenta una realidad que ya no puede seguir ignorándose. Los salarios bajos, las interminables horas de trabajo y las condiciones laborales desfavorables han sido durante demasiado tiempo el pan de cada día de muchos de nosotros. Pero, ¿hasta cuándo?. Hoy quiero proponer una reflexión y una posible solución que solo puede lograrse desde la unidad y la conciencia colectiva: trabajar estrictamente a cómputo mensual como medida de presión.
¿Por qué no la huelga?
Muchos pensarán que la huelga es la solución lógica para estas situaciones. Sin embargo, en nuestro sector, la huelga no tiene el impacto que debería tener en otros sectores por las siguientes razones:
- Los servicios mínimos: En seguridad privada, la ley nos obliga a cumplir con servicios mínimos durante la huelga, y estos son tan elevados que cubren casi el 90% de los servicios. Esto significa que, aunque estemos «en huelga», la mayoría de los trabajadores debemos seguir cubriendo nuestras funciones habituales, lo que reduce drásticamente la efectividad de la medida.
- Servicios individuales: En su mayoría, los servicios que prestamos son realizados de forma individual. Esto hace aún más difícil que la huelga genere un impacto visible, ya que no somos colectivos que puedan detenerse en bloque y paralizar actividades como ocurre en otros sectores.
- Impacto económico en la nómina: Para quienes vivimos al día o dependemos de cada euro de nuestra nómina, una huelga afecta directamente nuestro bolsillo. Perder días de salario por una protesta que no puede tener el efecto deseado solo agrava nuestra situación.
Por ello, necesitamos una alternativa que nos permita reclamar nuestros derechos de manera efectiva, sin perjudicarnos aún más como trabajadores.
La alternativa: Trabajar a cómputo mensual
Trabajar a cómputo mensual consiste en ceñirnos exclusivamente a las horas estipuladas en nuestro contrato, sin aceptar horas extra no remuneradas ni realizar trabajos adicionales que no estén debidamente planificados.
Este método de protesta, a diferencia de la huelga, tiene varias ventajas:
- Es una acción legal y profesional: No estamos incumpliendo la ley, solo estamos ejerciendo nuestro derecho a cumplir estrictamente con las condiciones de nuestro contrato.
- Genera presión en las empresas: Al no cubrir «huecos» ni asumir turnos adicionales, las empresas deberán organizarse mejor o afrontar la falta de personal, lo que puede forzar negociaciones y cambios en nuestras condiciones laborales.
- No afecta directamente nuestro salario: Al no faltar al trabajo ni dejar de cumplir con nuestras obligaciones, no vemos reducida nuestra nómina, lo que nos permite seguir luchando sin poner en riesgo nuestra economía personal.
- Visibiliza la importancia de nuestro trabajo: Esta medida demuestra que el sector no funciona sin nuestra colaboración adicional, lo que refuerza nuestro papel como una parte esencial del sistema de seguridad.
El impacto de esta medida
Si como colectivo adoptamos esta estrategia, los resultados pueden ser contundentes:
- Las empresas deberán escuchar: Al verse obligadas a reorganizarse y cubrir turnos con los recursos que tienen, las empresas estarán más inclinadas a sentarse a negociar mejoras salariales y laborales.
- Se evidencia la realidad del sector: Quedará claro que la carga de trabajo en seguridad privada depende en gran parte de horas extras no reconocidas ni remuneradas, lo que debería abrir un debate sobre la sostenibilidad de este modelo.
- Generamos unidad: Al tomar una postura común y organizada, demostramos que somos un colectivo fuerte, consciente y comprometido con la dignidad de nuestra profesión.
Compañeros, es momento de actuar con inteligencia y unidad. La huelga, aunque legítima, no es una solución viable en nuestro sector debido a los servicios mínimos, la dispersión de los puestos de trabajo y el impacto económico directo en nuestras nóminas. Pero eso no significa que no tengamos poder para cambiar las cosas.
Trabajar a cómputo mensual es una forma de decir basta sin perjudicarnos más a nosotros mismos. Es una protesta que exige compromiso, organización y unidad, pero que puede marcar un antes y un después en nuestra lucha por condiciones laborales y salariales dignas.
Recuerda: No estamos pidiendo privilegios, estamos exigiendo respeto. Queremos un salario justo y condiciones de trabajo que reflejen la importancia de nuestra labor en la sociedad.
¿Qué opinas? ¿Estarías dispuesto a sumarte a esta medida?. Comparte tus ideas y experiencias en los comentarios.
Porque al final, la unión hace la fuerza, y juntos podemos lograr el cambio que merecemos.