(Por Jose Antonio Domínguez Silgado) – Queridos compañeros y héroes del 11-M: Hoy me dirijo a ustedes con un corazón rebosante de gratitud y con un profundo respeto por la valentía y el sacrificio que demostraron en uno de los días más oscuros de nuestra historia. El 11 de marzo de 2004, Madrid fue sacudida por una tragedia inimaginable, pero en medio del caos y el dolor, surgieron héroes como ustedes.
Ustedes, que sin dudar ni un segundo, se adentraron en el abismo para tender una mano salvadora. Ustedes, que pusieron en riesgo sus propias vidas para proteger y salvar a otros. Ustedes, que con cada acto de valentía, restauraron la fe en la humanidad y nos enseñaron el verdadero significado de la solidaridad y la compasión.
No hay palabras suficientes para expresar la deuda de gratitud que les debemos. No solo salvaron vidas, sino que también ofrecieron consuelo y esperanza en un momento de desesperación. Su coraje y su altruismo son un faro de luz que continúa brillando, recordándonos que incluso en los momentos más sombríos, hay héroes entre nosotros.
Que esta carta sirva como un humilde reconocimiento de sus acciones heroicas y como un recordatorio eterno de nuestro agradecimiento. Que cada palabra escrita aquí refleje nuestro inmenso aprecio y que cada frase les transmita nuestro eterno respeto.
En los días que siguieron, mientras la ciudad intentaba sanar sus heridas, ustedes estuvieron allí, como guardianes silenciosos de nuestra paz y seguridad. Con cada vida que salvaron, con cada gesto de consuelo, reafirmaron que la bondad y la solidaridad son fuerzas más poderosas que cualquier acto de maldad.
Es difícil encontrar las palabras adecuadas para honrar su sacrificio, pero sepan que cada acción que realizaron ha quedado grabada en la memoria colectiva de nuestra nación. Ustedes no solo fueron héroes en aquel fatídico día, sino que continúan siéndolo cada día, en cada recuerdo, en cada historia que se cuenta sobre el 11-M.
Que esta carta sea un testimonio de nuestro reconocimiento eterno y que cada palabra transmita el calor de un abrazo sincero, el cual, aunque a través del papel, lleva consigo toda la fuerza y el cariño de vuestros compañeros del gremio.
Con admiración y respeto, vuestro compañero