(Por SoySeguridadPrivada) – En una nueva jugada que ha captado la atención del sector de la Seguridad Privada en España, Desokupa Club, la controversial empresa de formación relacionada con el desalojo de okupas, ha firmado un convenio con la asociación militar Asociación de Tropa y Marinería Española para ofrecer trabajo a soldados jubilados en empresas de seguridad. Este acuerdo no solo abre un nuevo horizonte laboral para los exmilitares, sino que también está levantando interrogantes sobre su impacto social y económico en el sector.
El convenio firmado entre Desokupa y la asociación de militares jubilados establece que los exsoldados podrán reincorporarse al mercado laboral a través de empresas de Seguridad Privada. Este acuerdo se ha presentado como una vía de reintegración para los veteranos, ofreciendo oportunidades laborales en un sector que, a menudo, se encuentra bajo la presión de cubrir vacantes y enfrentar una alta rotación de personal.
El convenio plantea una solución que beneficia tanto a los militares como a las empresas de Seguridad Privada. Para los exmilitares, la posibilidad de continuar con una actividad profesional en la que pueden aplicar sus conocimientos y habilidades adquiridas en el ejército se presenta como una opción atractiva. Para las empresas, contar con personal experimentado y disciplinado puede ser una ventaja, especialmente en un mercado laboral cada vez más competitivo.
Uno de los aspectos más controvertidos del convenio es la implicación de Dani Esteve, fundador de Desokupa, en la firma del acuerdo. Esteve ha sido una figura polarizadora dentro del sector de la Seguridad Privada. Por un lado, ha conseguido posicionarse como un líder de opinión y ha aumentado la visibilidad de su empresa mediante estrategias agresivas de marketing y una narrativa en la que se presenta como un «defensor del orden». Esteve, al firmar este convenio, parece consolidar su influencia sobre el sector. Algunos lo ven como un innovador que está abriendo nuevas puertas a los exmilitares, mientras que otros lo perciben como un estratega que busca, por medio de este acuerdo, ampliar su influencia en el mercado de la Seguridad Privada a través de alianzas que pueden ser más cuestionables desde el punto de vista ético.
Para los exmilitares, este convenio ofrece una nueva oportunidad laboral que responde a las necesidades de quienes, tras años de servicio en el ejército, se enfrentan a un mercado laboral civil que muchas veces no valora adecuadamente su experiencia. La Seguridad Privada, por su naturaleza, se beneficia de personal con disciplina, capacidad de trabajo bajo presión y experiencia en situaciones de alto riesgo, cualidades que los militares poseen.
El convenio podría ser una forma efectiva de abordar el desempleo o subempleo de los soldados jubilados, permitiéndoles encontrar una nueva ocupación en el sector de la Seguridad Privada, donde los salarios suelen ser competitivos y las oportunidades de trabajo son constantes. Sin embargo, la sostenibilidad del acuerdo es una cuestión que debe analizarse con cautela. A largo plazo, ¿será suficiente la demanda de personal militar para garantizar empleos estables en el sector?. ¿O estamos ante una solución temporal que podría verse eclipsada por la automatización y la informatización de los servicios de seguridad?.
Las implicaciones sociales y económicas de este convenio van más allá del ámbito laboral inmediato. Desde el punto de vista social, la contratación de exmilitares en empresas de Seguridad Privada podría contribuir a mejorar la percepción del sector de la seguridad, especialmente en un momento en que se cuestionan las prácticas y la ética de algunas empresas del rubro. No obstante, también existe la preocupación de que este tipo de acuerdos pueda generar tensiones. En primer lugar, algunos trabajadores del sector de la Seguridad Privada podrían sentirse desplazados por la entrada de personal con formación militar.
Desde una perspectiva económica, este convenio podría suponer un alivio para las empresas de Seguridad Privada que luchan por mantener su plantilla, pero a la larga, la falta de regulación sobre la entrada de exmilitares en el sector podría aumentar la competencia y presionar aún más los márgenes de ganancia. Esto podría derivar en una precarización de las condiciones laborales si no se gestionan adecuadamente los términos de los contratos y las expectativas de los empleados.
El convenio firmado entre Desokupa y la asociación de militares jubilados presenta tanto oportunidades como desafíos. Si bien proporciona una salida laboral a los soldados jubilados, también plantea interrogantes sobre el futuro del sector de la Seguridad Privada en España, y sobre el papel que figuras como Dani Esteve jugarán en su evolución. La influencia de Esteve, sumada a los beneficios de este acuerdo, podrían representar una nueva era para la Seguridad Privada en España, pero es fundamental que el sector mantenga un equilibrio entre la innovación y la profesionalización, sin perder de vista las implicaciones sociales y económicas que pueden derivarse de estos movimientos estratégicos.
🚨 🚨ÚLTIMA HORA🚨🚨
El Club Desokupa firma con Asociación de Tropa y Marinería Española @_ATME un macro acuerdo para formar a 4.500 militares españoles.
Se acabó el dejar tirados a nuestros militares 🫡 🇪🇸
Un saludo, Margarita#LosMilitaresNoSeTocan pic.twitter.com/4A9SdemPcp
— Dani Dsk (@daniesdsk) December 17, 2024