(Por Jose Antonio Domínguez Silgado) – En el competitivo y demandante mundo de la seguridad privada, las empresas enfrentan desafíos cada vez más complejos en su misión de garantizar la protección de personas y bienes. No obstante, más allá de la capacitación en técnicas avanzadas o la implementación de nuevas tecnologías, uno de los retos más críticos y menos visibles es la gestión efectiva del recurso humano. Retener y motivar al personal de vigilancia, enfrentar la carencia de relevo generacional, y evitar la pérdida de contratos con los clientes son factores que, si no se abordan con seriedad, pueden poner en riesgo la sostenibilidad y el prestigio de cualquier empresa de seguridad.
La alta rotación de personal es uno de los principales problemas que afecta al sector de la seguridad privada. La naturaleza de la labor, que a menudo implica horarios extendidos, condiciones exigentes y un reconocimiento limitado, contribuye a la insatisfacción de muchos vigilantes, quienes en busca de mejores condiciones laborales, no dudan en migrar a otros sectores.
Las empresas que no logran retener a sus vigilantes se enfrentan a un deterioro en la calidad del servicio, ya que la experiencia acumulada y el conocimiento específico de los clientes se pierden con cada baja. Además, la formación de nuevos empleados implica costos adicionales y tiempo, lo que afecta directamente la eficiencia operativa y puede llevar a un menor cumplimiento de las expectativas de los clientes.
Otro problema al que se enfrentan las empresas de seguridad es la falta de relevo generacional. Con una plantilla laboral envejecida, se hace cada vez más evidente la necesidad de atraer a jóvenes que vean en la seguridad privada una carrera con futuro. Sin embargo, la percepción de que se trata de un trabajo transitorio o poco atractivo, sumada a la falta de programas formativos y de desarrollo profesional adaptados a las nuevas generaciones, hace que este sector pierda competitividad a la hora de captar nuevos talentos.
La falta de una estrategia clara para atraer y retener a las nuevas generaciones podría llevar al sector a un punto crítico, donde la escasez de personal capacitado se convierta en una barrera insuperable para la operación eficiente de los servicios de seguridad.
La alta rotación de personal y la desmotivación no solo afectan internamente a las empresas, sino que también repercuten directamente en la relación con los clientes. La pérdida de contratos de servicios es una consecuencia directa de la insatisfacción de los clientes, quienes buscan a empresas de seguridad que ofrezcan un servicio de seguridad consistente y de alta calidad.
Cuando los clientes perciben una constante rotación de vigilantes, o notan una baja en el compromiso y la proactividad del personal asignado, es probable que reconsideren su relación contractual. En un mercado tan competitivo, donde la confianza y la fiabilidad son clave, las empresas de seguridad no pueden permitirse este tipo de riesgos.
Las empresas de seguridad privada se encuentran en un momento crítico donde deben reevaluar sus estrategias de gestión del talento y de relación con los clientes. Solo aquellas que adopten un enfoque integral, que valore y motive a sus empleados, y que se adapte a los cambios generacionales, estarán en posición de ofrecer un servicio que no solo cumpla, sino que supere las expectativas de sus clientes en un entorno cada vez más exigente.
Que suban los sueldos, verás como empiezan a venir los jóvenes.
Muchas gracias por tu comentario y apoyo David, efectivamente es una de las medidas que las empresas de seguridad debe tomar para captar a nuevas incorporaciones de jóvenes. Un abrazo.
Es verdad, compañero, hay una tendencia preocupante en muchos sectores, y la seguridad privada no es la excepción. Al igual que en la hostelería, vemos cómo el peso de la profesión recae cada vez más en manos de inmigrantes que, por necesidad, aceptan condiciones laborales muy por debajo de lo justo. Es una realidad que afecta a todos, tanto a ellos como a nosotros, porque mientras se siga apostando por pagar lo mínimo y ofrecer pocas garantías, el sector se seguirá degradando.
Sin embargo, más allá de culpar únicamente a los empresarios, creo que es un problema más amplio. La falta de inversión en el personal, la precariedad de los convenios y la poca presión de los sindicatos han creado un caldo de cultivo perfecto para que esto suceda. Los empresarios prefieren la vía fácil: contratar barato y evitar conflictos, sin darse cuenta de que a largo plazo esto debilita la calidad del servicio y de la profesión.
Lo que necesitamos es un cambio profundo, en el que se valore realmente la labor que hacemos, con mejores condiciones, salarios dignos y una visión que incentive a los jóvenes y profesionales a comprometerse con el sector. Mientras esto no ocurra, la seguridad privada corre el riesgo de seguir el camino de la hostelería, como bien mencionas.
Un saludo y sigamos levantando la voz por una seguridad más justa.»
Jóvenes??? Que se pasan el día con el teléfono en las manos. Que contestan.con chulería y arrogancia… Y si es amigo de alguien en la empresa lo hacen hasta jefe de equipo o inspector……. Sin nada más que añadir…. Un saludo a todos….
Jóvenes y no tan jóvenes, lo que se trata es seguir buscando buenos profesionales que sigan con el relevo generacional y no quedar a descubierto los servicios. Depotismo hay en todas las empresas de seguridad y ponen a dedo en cargos de responsabilidad y para eso no hace falta que sea joven, lo vemos con sindicalistas, amiguitos del jefe, en fin que te voy a contar que tú no sepas compañero ya que es una realidad que pasa en este sector. Muchas gracias por tu comentario y apoyo. Saludos.
«Entiendo perfectamente tu punto, compañero. Es frustrante ver cómo algunas personas jóvenes entran en la profesión sin la actitud adecuada, más preocupados por el teléfono que por el trabajo, y con una arrogancia que no se justifica. Peor aún, cuando esas mismas personas, por tener contactos o ser ‘amigos de alguien’, son ascendidos sin haber demostrado ni un ápice de compromiso o profesionalidad.
Lamentablemente, esto refleja una mala gestión interna en muchas empresas. La meritocracia parece ser algo del pasado en algunos lugares, y las amistades y el favoritismo toman la delantera. Esto no solo afecta la moral del equipo, sino también la calidad del servicio que ofrecemos.
Dicho esto, creo que es importante que sigamos poniendo en valor a los verdaderos profesionales, aquellos que se toman en serio su trabajo y buscan hacer las cosas bien, sin importar la edad. Si queremos cambiar la percepción y el rumbo de esta profesión, también debemos exigir que se valoren más las competencias y la dedicación, y menos las conexiones personales.
Un saludo a todos, y sigamos luchando por una seguridad privada digna y profesional.»
Hay profesiones que quedarán para los inmigrantes y este será uno de ellos como está pasando en la hostelería. Tenemos los empresarios más torpes del mundo
Yo no creo que sean torpes, creo que desde hace años tienen como meta que sea la inmigración quiénes se hagan cargo de la Seguridad Privada, a los que pagarles lo mínimo posible y se quejen poco… El convenio de Seguridad Privada es vergonzoso, con la perdida gradual año tras año de poder adquisitivo y los sindicatos mirando a otro lado. Para cuando van a pelear con la mesa negociadora para el reconocimiento de trabajo penoso y podamos adelantar la jubilación dando paso así a un relevo generacional que tanta falta hace…
«Compañero, comparto tu indignación. No es cuestión de torpeza, sino de una estrategia que, lamentablemente, lleva años en marcha: precarizar la profesión, utilizar a los inmigrantes para cubrir los puestos de trabajo a los que les pagan lo mínimo y esperar que no se quejen demasiado. Es una jugada calculada que no solo afecta a los trabajadores extranjeros, sino a todos los que nos dedicamos a la seguridad privada.
El convenio del sector es, como dices, vergonzoso. Cada año perdemos más poder adquisitivo, y los sindicatos parecen más ocupados en mantener sus propios intereses que en defender los nuestros. Lo que debería ser un derecho básico —una jubilación anticipada por el carácter penoso y exigente de nuestra labor— sigue siendo una promesa vacía. La falta de presión real en la mesa negociadora solo prolonga esta injusticia y retrasa el relevo generacional que tanto necesita nuestro sector.
La realidad es que, mientras no se reconozca nuestra labor como penosa, seguiremos viendo cómo se deterioran nuestras condiciones de trabajo. Es hora de que los sindicatos dejen de mirar a otro lado y tomen acciones concretas para lograr mejoras reales en el convenio, desde salarios hasta la jubilación anticipada. Si no luchamos por un cambio, seguiremos viendo cómo se devalúa nuestra profesión año tras año.» Saludos.
Para mí humilde opinión y como profesional de la seguridad privada que tengo una pequeña experiencia de 14 años pienso que primero hasta que las empresas en colaboración con la policía y el estado no se gasten dinero y se empiece a lavar la cara de la profesión ypublicitarla en la tele que la profesión de vigilante es una profesión tan digna como la de un medico o policía o bombero.Nadie de menos de 25 años no va a querer trabajar en esta dura profesión.
Y segundo se tiene que exigir más a la hora de la selección y formación a nivel táctico y muy importante tiene que ser muy atractivo el salario y el tema sindicatos que es una vergüenza.
Si no se solucionan estos varios apartados no vamos a ninguna parte .
Las empresas te trata como una mierda y creen que esté negocio se puede llevar como hace 20 o 30 años por qué yo lo mando y por cojones y ya no es así.
«Completamente de acuerdo contigo, compañero. Con 14 años de experiencia en el sector, sabes bien de lo que hablas, y me parece muy acertado lo que planteas. La realidad es que hasta que las empresas, en colaboración con las autoridades y el Estado, no se tomen en serio la tarea de dignificar nuestra profesión y mejorar su imagen pública, será difícil atraer a gente joven con ganas de comprometerse en este trabajo tan duro y esencial.
La seguridad privada es una pieza clave en la sociedad, al igual que los médicos, policías o bomberos, pero sin una campaña seria que lo visibilice en medios masivos como la televisión, seguiremos siendo vistos como algo secundario o de bajo perfil. No es justo para los que estamos aquí dándolo todo, y mucho menos para las futuras generaciones de vigilantes.
Además, como bien señalas, la selección y formación son cruciales. No se puede seguir conformándose con el mínimo; hace falta formación táctica sólida y una mejora en las condiciones salariales si queremos atraer y retener a profesionales motivados y competentes. En cuanto a los sindicatos… no podría estar más de acuerdo. La representación de los trabajadores debe ser un pilar para asegurar que los derechos se respeten, pero la verdad es que es un tema que también está muy deteriorado. Un saludo.
Las empresas ya no pueden gestionar la seguridad privada como hace décadas, donde todo se manejaba ‘por cojones’. Es hora de evolucionar, de reconocer el valor del personal y adaptarse a los tiempos que vivimos. Si no cambiamos esto desde ya, estamos destinados a repetir los mismos errores una y otra vez.»