Robo de cables en infraestructuras de ADIF: Catenarias vulnerables por falta de seguridad

(Por Jose Antonio Domínguez Silgado) – En los últimos meses, los robos de cables en la red ferroviaria de alta velocidad gestionada por ADIF han vuelto a poner en evidencia las vulnerabilidades de las infraestructuras críticas del transporte español. Estos actos delictivos no son nuevos, pero su reincidencia y el nivel de sofisticación con el que se ejecutan muestran una evolución preocupante, especialmente en un contexto donde los recursos humanos dedicados a la seguridad han sido drásticamente reducidos y sustituidos, en parte, por medios tecnológicos como drones de vigilancia.

Infraestructuras críticas en situación de riesgo

El robo de cobre de las catenarias, además del perjuicio económico, genera disrupciones operativas, retrasos en el servicio y, en ciertos casos, situaciones potencialmente peligrosas para la circulación ferroviaria. Las líneas afectadas suelen ser tramos remotos de alta velocidad, donde la ausencia de vigilancia presencial facilita la acción de grupos organizados especializados en la sustracción de metales.

Estas infraestructuras están catalogadas como críticas bajo la Ley 8/2011, lo que implica un deber de protección reforzado por parte de los gestores públicos. No obstante, los últimos incidentes ponen en entredicho el nivel de vigilancia actual y la capacidad real de disuasión frente a este tipo de delitos.

robo de cable de alta tensión

De patrullas humanas a drones: ¿una solución eficaz?

En 2020, ADIF ordenó un recorte del 20% en su personal de seguridad privada, afectando especialmente a las patrullas encargadas de la vigilancia de las vías. Estas patrullas vieron incrementado su radio de acción, pasando de cubrir 200 km a 300 km, lo que podría retrasar la respuesta ante incidentes. Además, se eliminaron patrullas especiales que prevenían intrusiones en las vías, aumentando el riesgo de robos de catenaria y otros actos vandálicos.

Una de las decisiones estratégicas adoptadas por ADIF en los últimos años, en el marco de ajustes presupuestarios, fue la reducción progresiva de las patrullas de vigilancia privada que recorrían la red ferroviaria. Esta medida fue parcialmente compensada mediante la incorporación de drones como herramienta de vigilancia aérea en tramos seleccionados.

Drones de seguridad

Si bien el uso de drones ofrece ventajas evidentes —como la posibilidad de cubrir grandes distancias con rapidez o registrar imágenes en tiempo real—, su efectividad depende en gran medida de dos factores: el tiempo de respuesta frente a intrusiones detectadas y la integración con equipos de intervención en tierra. En muchos casos, sin un equipo de vigilancia física cercano y con capacidad de reacción inmediata, los drones se limitan a registrar incidentes sin capacidad de prevención ni disuasión directa.

Además, los grupos criminales han sabido adaptarse a esta nueva realidad tecnológica. El uso de inhibidores de señal, vigilancia previa de patrones de vuelo y la actuación en horarios o zonas sin cobertura efectiva son solo algunas de las estrategias detectadas por los profesionales de seguridad.

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Hacia un nuevo equilibrio en la seguridad ferroviaria

La seguridad de las infraestructuras críticas como las gestionadas por ADIF no puede depender exclusivamente de la tecnología, por avanzada que esta sea. La vigilancia remota debe complementarse con presencia humana, inteligencia preventiva y una planificación estratégica adaptada al riesgo real.

Para ello, es urgente:

  • Reforzar el número de efectivos de seguridad privada en puntos estratégicos y zonas de riesgo identificado.

  • Asegurar la interoperabilidad entre los drones y los centros de control, con protocolos de respuesta rápida coordinados con las fuerzas de seguridad del Estado.

  • Apostar por tecnologías complementarias, como sensores de vibración o detección térmica, que permitan alertas automáticas en tiempo real.

  • Revisar los actuales contratos de vigilancia para adaptarlos a las exigencias actuales del entorno ferroviario.

La sustitución de patrullas físicas por vigilancia con drones puede representar un avance tecnológico, pero nunca debe interpretarse como un reemplazo completo de la vigilancia humana, especialmente en un entorno tan complejo y sensible como las infraestructuras ferroviarias de alta velocidad. Sin una estrategia de seguridad integral, que combine medios humanos y tecnológicos de forma eficiente, los robos de cobre seguirán siendo un talón de Aquiles en la seguridad operativa de ADIF y un riesgo creciente para el servicio ferroviario nacional.

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