(Por Vigilante Enfurecido) – Hola, queridos colegillas de la Seguridad Privada, voy a aprovechar que el admin de la web está de vacaciones y me voy a dirigir a vosotros con el pecho en el puño sí, a vosotros, Vigilantes de Seguridad y héroes anónimos que soportan a centenares de clientes insatisfechos, turnos infernales de miles de horas extras por una nómina de mierder, y a mandos intermedios sin formación, que han sido puestos a dedo por su estilazo lamiendo botas a algún elefante dorado. Hoy vamos a desvelar un secreto a voces en nuestro sector: las listas negras. Sí, esas listas que oficialmente no existen, pero que todos sabemos que circulan por los despachos de Recursos Humanos de las empresas de seguridad como el chisme más jugoso de un Salvame de Luxe. Si figuras en una de estas listas, ya puedes ser el sobrinito de Marlaska, que lo tienes clarinete para entrar en esa empresa de seguridad. Te han vetado y declarado persona non grata (aquí sonido de violines con tintes dramáticos).
Vigilante Enfurecido
El Gran Hermano Corporativo: Cuando los Abogados Deciden Jugar a los Espías
(Por Vigilante Enfurecido) – ¡Atención, vigilantes de seguridad y demás profesionales del sector!. Preparaos para un relato que podría pertenecer a un guion de película de suspense y espías, pero que, desafortunadamente, es una historia completamente real. Desde alguna infraestructura crítica en España nos llega una historia digna de una novela de espionaje, protagonizada por el presunto abogado de una empresa de seguridad que, aparentemente, ha decidido que su verdadera vocación es la de detective encubierto.
Tres historias de Vigilantes para reflexionar
(Por Vigilante Enfurecido) – Buenos días queridas/os. Hoy he pensado en contaros tres historias de Vigilantes. Historias recientes, que seguramente habréis escuchado por algún sitio. Mi intención es haceros reflexionar un poco, y alejaros por un momento del cómputo de las horas extras que tanto os preocupa mes a mes. No corren buenos tiempos en este perfil profesional de la seguridad privada. Y no tiene pinta de que la cosa vaya a mejorar. Para mi gusto y opinión personal, este oficio está herido de muerte, y será cuestión de pocos años ver como desaparece, como si de una estrella negra se tratase. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir. Cuestión de tiempo.
Destapada la mafia de los contratos esclavistas
(Por Vigilante Enfurecido) – Hola gorrioncillas/os, ¿que tal?. Llevaba un tiempo sin pasar por aquí, y es que me di un tiempo de reflexión meditativa cuando la dirección de esta noble web informativa me pidió amablemente que suavizara el tono, sobre todo tras dar mi opinión sobre las hazañas bélicas de nuestros firmantes del último Convenio de Seguridad Privada. A veces, de tan sincero y honesto, que un poco de asco si que doy. Ya no hablaré más de sindicalistas señor editor lo juro, pero nadie me ha prohibido (de momento) que saque a la luz a una panda de mafiosos que engañan a Vigilantes de Seguridad con ofertas laborales chulísimas, haciendo que se desplacen miles de kilómetros, para terminar quedando atrapados en contratos engañosos con cláusulas esclavistas dignas de las plantaciones de algodón del Missisipi años 20. Voy a ello.
El enemigo está dentro
(Por Vigilante Enfurecido) – Hoy, 23 de septiembre, me ha quedado claro de quién es la responsabilidad de nuestros sueldos precarios, de nuestras penosas condiciones laborales, y de nuestra ruina de profesión. No estoy hablando de la patronal, porque al menos estos, siempre han sido sinceros en sus pretensiones de explotación y sacarnos hasta los higadillos. Tampoco hablo del Ministerio del Interior, para quien representamos esa policía barata a la que le puede endiñar sin rechistar un 90% de servicios mínimos cuando pidamos una huelga.
Salario o bofetón
(Por Vigilante Enfurecido) – Amijos, este mundo se va directo a la mierda. Nos espera un otoño-invierno calentito a todos los niveles, tanto político, como social e internacional. Y los empresarios del sector de la seguridad privada, los mismos que manejan los millones, creen que todavía podemos ser un poco más gilipollas de lo que ya somos, y pretenden seguir quitando sueldo y derechos a sus trabajadores. Y estos, lejos de ponerse de acuerdo para reivindicar lo suyo, empiezan a tirarse los trastos a la cabeza. Meteorito, hazme un favor, ven, y acaba ya con todo.