(Por Civilis Securitatis) – La delincuencia juvenil pocas veces se basa en «solitarios», la mayoría de intervenciones que se realizan en centros comerciales en materia de menores acaban siendo de tres a 5 individuos, ahí viene la complicación. ¿Como podemos individualizar a quien actúa de forma grupal?.

Los actos individuales dentro de un grupo son la ostentación de la mísma, es extraño que tras la sustracción de un bien mueble en un bazar no sea mostrado a los demás miembros sino que su exhibición será alabada o condenada por el grupo al que pertenezca. Dependiendo de la conducta grupal, integrantes y objetivo del colectivo serán «legitimadas» unas u otras acciones.
Mientras un individuo en una banda de crimen organizado realice actos ilegítimos para posicionarse y obtener beneficios económicos, en un grupo de menores el único beneficio es el arraigo a ese determinado grupo y la oportunidad de obtener eventualmente una recompensa económica o bienes muebles

Los Vigilantes de Seguridad de diferentes servicios como centros comerciales, redes ferroviarias entre otras ya saben identificar a estos grupos ya que no son grupos especializados sino un germen de lo que puede desembocar. No pasan desapercibidos y muchas veces sus vestimentas, cortes de pelo o una determinada prenda común los incriminan.
Todo esto seguido de una conducta vigilante o incluso demasiado despreocupada como para obedecer las normas de acceso a dichos establecimientos o de uso a servicios públicos (no obedecer las señales o indicaciones, abonar el importe del billete o consumación de actos humillantes hacia terceros…). A la hora de intervenir es importante observar quien es la figura de influencia (mirada de dudas por parte de los otros miembros, si se sienta rodeado, posición de los pies de los demás miembros). A partir de esta identificación individual nos será más fácil la comunicación y la persuasión.
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