(Por Sergio Mariño Coronado) – Lunes 6 de marzo, salgo del servicio y me informan de que un compañero de otra empresa ha intentado suicidarse. Inmediatamente se me viene a la cabeza mi situación hace 13 años. Y dije… Va ser por lo mismo… (no me equivocaba).
Lo que está claro es que en este pais desde hace mucho hay una grave «pandemia» que corre por todas las empresas a sus anchas y NADIE hace nada ni dice nada. Entre 100 y 150 compañeros, se quitaron la vida el año pasado. Tod@s, terminamos siendo parte de esa victimización secundaria (osea de forma indirecta), que lleva a ese compañero a ese punto de no retorno, por omisión.
Estamos muy ocupados de nuestras mierdas y no observamos, ni nos paramos un momento a preguntarle a ese compañero que ¿qué le pasa?, ¿Y esa cara hoy?, ¿Oye estas bien?. Por que además nos separan más cosas de las que nos unen.
Hay varias asociaciones en España que están poco a poco están luchando sin medios, para concienciar y realizar protocolos, actuaciones y observatorios sobre la prevención del suicidio en el ámbito policial. Nadie mueve sus carteles a aparte de unos pocos, nadie se hace 100 km para colaborar estando en una conferencia y mucho menos organizar una en la ciudad. Por que no nos haces falta, a nosotros no nos va a pasar.
Lamentablemente la vida da muchas vueltas, la percepción de las cosas es subjetiva y hoy tienes la vida soñada, mañana tienes un problema que no sabes gestionar y solo se te ocurre meterte el hierro en la boca.
En mi humilde opinión, deberíamos hacer un ejercicio de autocritica y estar más al loro de lo que pasa a nuestro alrededor, y a ese compañero con el que no compartimos absolutamente nada, tan solo un relevo o una toma de servicio, dedicarle todos los días 2 o 3 frases de chequeo, cuando veamos cambios. Creo que podríamos hacer mucho y no lo hacemos. Hay que visibilizar el suicidio.
Como dije, y por experiencia, se como se puede sentir el compañero, yo lo sufrí hace 13 años. Y a raíz de aquello hoy sufro el rechazo de mi hijo desde hace más de 4 años.
Es duro, muy duro, pero se sale si tienes esa pequeña muestra de aprecio aunque sea del vecino. Hay que aprender a decir lo que se siente de vez en cuando y no contestar con el típico «bien» cuando a uno le preguntan, ¿cómo va todo?. Alguien dice «bien» y el otro tiene que decir ¡vamos a por un café!
En este mierda de sociedad egoísta se han perdido los valores, el tender la mano, el escuchar 5 minutos. Para saber qué no todo gira a nuestro alrededor, todo esta conectado y el día de mañana nos puede pasar lo mismo del que ignoramos cuando hizo una llamada y no la devolvimos.
Puede ser, «su última llamada»
Disfrutad intensamente cada rayo de sol, cada momento, cada sonrisa, y cada muestra de interés que nos dé otra persona, aunque sea falsa e hipócrita, por que estamos de paso y todo es efímero. Creemos que tenemos el control pero es solo un espejismo.
Sergio Mariño Coronado es Vigilante de Seguridad, Vigilante de Explosivos y Escolta de Seguridad.