(Por Jose Antonio Domínguez Silgado) – En el mundo de la seguridad privada, muchas veces nos enfocamos tanto en el cumplimiento de nuestras tareas que olvidamos lo esencial: la cultura empresarial. ¿Qué significa realmente trabajar en una empresa donde el respeto, la responsabilidad, la lealtad y la justicia son más que palabras?. Es una cuestión que afecta directamente a nuestro trabajo diario, a la forma en que nos sentimos en nuestros puestos, y a cómo nos tratan.
El respeto: no es solo un gesto o una frase. En nuestro entorno, significa que cada vigilante de seguridad debe ser visto y tratado como un profesional valioso, no como un recurso reemplazable. Un buen jefe fomenta una cultura de respeto, asegurándose de que cada miembro del equipo se sienta escuchado y apreciado. El respeto se traduce en una escucha activa, en el reconocimiento del esfuerzo y, sobre todo, en el entendimiento de que, aunque nuestras tareas sean a veces invisibles, son esenciales.
La responsabilidad:, por otro lado, no es únicamente nuestra obligación de cumplir con el deber, sino también la responsabilidad de la empresa hacia nosotros. ¿Nos están dando las herramientas necesarias?. ¿Nos están apoyando en situaciones difíciles?. Un líder que inculca la responsabilidad se asegura de que su equipo cuente con los medios y el apoyo adecuados para enfrentar cada reto.
Lealtad:. Ese valor tan esencial que, en ocasiones, parece perdido en un sector donde las rotaciones son constantes. Pero la lealtad debe ser mutua. Un buen jefe genera lealtad al mostrarla primero hacia su equipo, preocupándose genuinamente por el bienestar de los vigilantes, velando por su crecimiento y estabilidad.
Y finalmente, la justicia: . No hay nada más desmotivador que ver favoritismos o injusticias en el lugar de trabajo. Un líder justo es aquel que evalúa el trabajo de sus vigilantes con imparcialidad, reconoce el mérito donde corresponde y trata a todos de manera equitativa.
Lamentablemente, en muchos casos, la cultura empresarial en las empresas de seguridad brilla por su ausencia. Pero eso no significa que no podamos aspirar a más. La verdadera cultura empresarial no es algo que se impone, sino algo que se construye día a día, con pequeñas acciones que refuerzan estos valores.
Nosotros, como vigilantes de seguridad, también tenemos un papel importante en esto. Al final, somos los que representamos la empresa en cada servicio, y depende de nosotros demostrar esos valores, incluso cuando parece que los demás no lo hacen.
Es hora de que las empresas en el sector de la seguridad privada comprendan que, para lograr un equipo fuerte y motivado, necesitan algo más que normas y procedimientos. Necesitan una cultura sólida basada en el respeto, la responsabilidad, la lealtad y la justicia. Y un buen jefe, un verdadero líder, es el primero en poner el ejemplo.
En conclusión, la cultura empresarial en el sector de la seguridad privada es clave para crear un ambiente laboral donde los vigilantes se sientan valorados y motivados. Valores como el respeto, la responsabilidad, la lealtad y la justicia no solo deben ser promovidos, sino también vividos por los líderes de las empresas. Un buen jefe no es aquel que solo gestiona, sino quien se preocupa por el bienestar de su equipo, fomenta un ambiente de trabajo justo y reconoce el esfuerzo de cada profesional. Al final, construir una cultura sólida es el camino hacia un equipo más comprometido, eficiente y motivado.
Cultura empresarial, dices, compromiso con los valores, JAJAAJAJAJA. Somos como trabajadores de usar y tirar.