(Por SoySeguridadPrivada) – En el histórico Mercado de Sant Antoni, en Barcelona, la situación se ha vuelto surrealista: los baños públicos se han convertido en puntos de encuentro para cruising y consumo de drogas. Frente a la desesperación de los comerciantes y visitantes, los Vigilantes de Seguridad proponen una solución controvertida: cobrar por el uso de los baños, esperando que las monedas disuadan a los usuarios menos deseados.