(Por Jose Antonio Domínguez Silgado) – En cada tormenta, en cada momento de caos y adversidad, nuestros compañeros vigilantes de seguridad han demostrado su valentía, su entrega y su inquebrantable espíritu de servicio. Esta vez, bajo la furia de la DANA, se han convertido en héroes anónimos, protegiendo y sirviendo sin esperar aplausos ni reconocimientos. Sois vosotros quienes han escrito una nueva página en la historia de los grandes héroes de este país. Su labor, tan callada como incansable, es un recordatorio del poder de aquellos que trabajan en las sombras, aquellos que eligen el compromiso sin necesidad de la gloria. Esta dedicatoria va para vosotros, compañeros, por el esfuerzo, por el sacrificio y por ese orgullo de pertenecer a un equipo que siempre está dispuesto a darlo todo.
La reciente situación de emergencia causada por la DANA en las líneas ferroviarias C1 y C2 de Renfe mostró una vez más el compromiso y el espíritu de sacrificio de nuestros compañeros vigilantes de seguridad. En estaciones como Silla, Alfafar, Xátiva, Algemesí y otras, estos profesionales enfrentaron condiciones extremas y se convirtieron en una fuerza clave para auxiliar a los viajeros atrapados.
A lo largo de más de 30 horas continuas, sin apenas alimentos y en condiciones de descanso precarias, los vigilantes asumieron la responsabilidad de proteger y asistir a todos los que se encontraban en las estaciones. A pesar de la falta de comunicación con sus propios familiares y la preocupación por el impacto de la DANA en sus propios hogares, estos trabajadores no abandonaron sus puestos. Ante la adversidad, demostraron una solidaridad y resiliencia dignas de reconocimiento, atendiendo a los viajeros varados y a las personas en los vehículos arrastrados hacia las vías ferroviarias.
El trabajo de los vigilantes fue un esfuerzo conjunto y coordinado con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FFCCSS), realizaron labores humanitarias, distribuyeron agua y alimentos a los pasajeros atrapados, y brindaron apoyo moral a quienes soportaron largas horas de espera e incertidumbre. En particular, queremos destacar el acto heroico de un compañero en la estación de Algemesí, quien rescató a un viajero a punto de ahogarse. Su rápida y valiente intervención salvó una vida, un ejemplo claro de profesionalidad y compromiso.
En lugares como el centro comercial de Alfafar, estos profesionales actuaron con una valentía admirable para proteger y rescatar a las personas en situaciones de extremo peligro, priorizando la seguridad y la vida de los usuarios ante cualquier circunstancia. La situación fue crítica: condiciones climáticas adversas, jornadas de trabajo extendidas sin descanso, y un ambiente de incertidumbre y preocupación que afectaba tanto a vigilantes de seguridad como a los ciudadanos.
Sin embargo, los compañeros en el centro comercial de Alfafar y otros puntos de riesgo no dudaron en ponerse al frente, orientando y calmando a la multitud, colaborando en evacuaciones organizadas y, en muchos casos, ayudando directamente a personas atrapadas por las inundaciones. No solo se trataba de cumplir con su deber; se trataba de una entrega total, de un sacrificio sincero y genuino que refleja la esencia misma de esta profesión: proteger y servir.
Estos compañeros mostraron una gran fortaleza emocional y profesional. Al igual que sus compañeros en las estaciones de tren, y varios puntos de servicios en la comunidad valenciana enfrentaron horas de tensión y agotamiento, muchas veces sin contacto con sus familiares y sin saber cómo estaba afectando la tormenta a sus propios hogares. Pero sus prioridades estaban claras: la seguridad y el bienestar de quienes confiaron en ellos en un momento crítico.
Estos actos heroicos no pasaron desapercibidos. Desde rescates de personas atrapadas en vehículos o a punto de ser arrastradas por las aguas en las estaciones, hasta la distribución de alimentos y agua en largos momentos de espera en los andenes, cada acción fue un reflejo de solidaridad y humanidad, demostrando que el compromiso con la vida y la seguridad está grabado en vuestros ADN como profesionales.