(Por Jose Antonio Domínguez Silgado) – En el mundo de la seguridad privada, la palabra «dignidad» no siempre se escucha lo suficiente. Sabemos que trabajar como vigilante de seguridad no es sencillo: implica disciplina, responsabilidad y dedicación diaria para proteger a otros. Pero, ¿qué hay de la dignidad hacia quienes ejercemos esta labor?. ¿Qué hay de un entorno justo que elimine de raíz esas prácticas empresariales que nos perjudican?. Aquí es donde entra en juego el papel que la Ley de Colegios Profesionales asigna a nuestro futuro Colegio Profesional: vigilar que la actividad empresarial en el sector de la seguridad privada cumpla con la normativa y respete la libre competencia.
Muchos compañeros, al escuchar «libre competencia», pueden pensar que se trata solo de tecnicismos legales, pero la verdad es que esto tiene un impacto directo en nuestras condiciones laborales. En un sector donde las «empresas tóxicas» a menudo toman decisiones que afectan a quienes estamos en primera línea, el Colegio Profesional se convierte en un aliado crucial. Se trata de regular, de marcar un límite a esas prácticas empresariales abusivas que dañan la reputación de nuestra profesión y de quienes nos dedicamos a ella.
El compromiso de velar por el cumplimiento de la ley y fomentar una competencia justa no es un mero formalismo. Es una de las muchas formas en las que nuestro Colegio puede contribuir a otorgar respeto y valor a nuestra actividad. Al asegurarse de que solo las empresas que cumplen con la normativa tengan cabida, se envía un mensaje claro: aquí no hay espacio para aquellos que infringen las reglas. Se trata de dignificar nuestra labor y asegurarse de que las empresas que contratan vigilantes de seguridad lo hagan bajo las condiciones correctas, sin trampas ni atajos que afecten nuestras jornadas o nuestros derechos.
Por supuesto, este camino no es fácil. Sabemos que el sector de la seguridad privada lleva tiempo lidiando con malas prácticas. Pero también sabemos que, unidos bajo una institución que defienda nuestros intereses y con un Colegio Profesional que actúe con rigor, podemos hacer grandes avances. Al eliminar las empresas tóxicas del sector, no solo se beneficia nuestra actividad como vigilantes; se benefician también nuestros clientes, quienes verán la diferencia en el compromiso y la calidad de quienes trabajamos de manera justa y honesta.
Así, más allá de un deber, esta misión de nuestro futuro Colegio es un acto de responsabilidad para con nosotros mismos. Es un paso hacia una seguridad privada más digna, profesional y respetada. Porque si algo tenemos claro, es que la dignidad de nuestra profesión no la define cualquier empresa, sino la ética y el compromiso de quienes se esfuerzan por construir un sector justo y respetuoso para todos.
Visita la página web Aprovisem. Y firma la solicitud de creación del Anteproyecto de Ley para la creación del Colegio Profesional de Vigilantes de Seguridad y Guarderio Rural. Con una sola firma ya haces mucho por tu sector.