(Por SoySeguridadPrivada) – Se hizo viral hace pocos días el vídeo de un Vigilante de Seguridad de una estación de FEVE en Santander, que totalmente fuera de sí, arremetía con un hacha contra todos los muebles de una estancia de la estación, mientras otro Vigilante primero, y varios miembros de Policía Nacional después, intentaban tranquilizarle sin conseguirlo.
Independientemente de los motivos que pudiese tener el compañero para sufrir esa explosión de ira, tenemos que pensar en la vida de un hombre que sufre burnout por trabajar en un puesto cada vez más peligroso, sin refuerzos, sin herramientas legales para poder desarrollar su labor, con horarios imposibles que impiden la conciliación familiar, con un único fin de semana libre al mes, con llamadas improcedentes a cualquier hora, empresas que muchas veces son “piratas” y que pagan cuando les apetece y lo que les apetece, desvalorados, mal pagados, ninguneados…
Los Vigilantes son los primeros en llegar a la zona de un conflicto, y muchas veces son los primeros en resolverlo. Sufren estrés, insultos, desprecios, no tienen respaldo jurídico en sus actuaciones. Están vendidos. Son muchos los motivos que terminan afectando a la salud mental de los que trabajan en Seguridad Privada en este país.
Por eso, esa explosión de ira del Vigilante ha generado una ola de solidaridad en redes sociales. Sólo hay que ver los comentarios y replys a la noticia en todos los sitios que hemos visitado. Todos le entendemos. Todos sabemos y empatizamos con lo que él siente. Todos comprendemos que haya reventado así. Porque todos en el fondo sabemos que podemos acabar un día, igual que él.