(Por SoySeguridadPrivada) – Las Fuerzas del Caos son la antitesis de las Fuerzas del Orden. Reconocen a la policía y a sus uniformes como sus enemigos naturales y es un batiburrillo de grupos con diferentes ideas que se asocian bajo la idea del «antifascismo», lo que les permite difuminar su origen para captar nuevos adeptos que buscan algo nuevo y «una causa justa» a la que pertenecer.
La última barrera que les frena para poder hacer reinar la anarquía son las Fuerzas del Orden, de ahí que se unan contra ellos como el enemigo común. Se trata de la última barrera para imponer su orden totalitario.
Recuerdan en estructura a la mafia italiana con sus clanes familiares, al islamismo radical, y a los grupos neonazis identitarios.
Los que ingresan en las Fuerzas del Caos lo hacen en busca de células y grupos de refugio identitario, se auto-radicalizan en una causa superior identificando a un enemigo común que viste de uniforme.
Los agentes del caos se infiltran entre manifestantes amparándose en la masa. A mayor concentración de personas, más oportunidades para ser más violentos y pasar desapercibidos golpeando estratégicamente.
No suelen dejarse ver cuando se concentran, pero se les identifica por su equipación: mochila, botiquín, máscara de gas, gafas de buceo, ropa oscura con capucha, mechero, aceleradores de fuego, alcohol, gasolina, guantes tácticos, herramientas para romper el pavimento…
Durante los momentos de dispersión, los agentes del caos se separan de la manifestación, actuando en muchas acciones al mismo tiempo en diferentes espacios de la ciudad, atacando diferentes objetivos alejados unos de otros aprovechando que las fuerzas del orden se encuentran concentradas en un punto en el centro de la ciudad, aplicando la dispersión y la concentración en tiempo y territorio.
En estas situaciones, los filtros en orden público similares a los utilizados en seguridad privada en aeropuertos y estaciones de tren, podrían permitir el control de flujos de personas para separar a quienes tengan que ser identificados por interés policial.
A estos «escogidos» se les podría aplicar medidas legales poco utilizadas, como incautar dispositivos electrónicos para que un análisis forense pueda recopilar evidencias legales, o la toma de muestras de manos y ropa que determinen si ha estado en contacto con productos inflamables, restos de grasa de persianas o heridas producidas por cristales.
Algo que, en cualquier caso, deberían facilitar los políticos y los burócratas desde la protección de sus despachos: facilitar el orden público previo es mucho mejor que tener que escalar el uso de la fuerza, o prohibir su uso para repeler una agresión de las fuerzas organizadas del caos.
Fuente: h50.es