(Por Carlos Mármol Ballesta) – Queridos lectores, tras la mano de hostias que nos dieron a mi compañero (gracias Ismael por marcar la diferencia) y a mí el domingo por la mañana permítanme ustedes hacerles una confidencia: Los vigilantes, técnicamente, también somos seres humanos, pensantes y dolientes. Tenemos pasiones y desgracias, vamos a comprar al súper, se nos quema la tortilla y a veces nos rompen el corazón. Más o menos igual que a cualquier mortal.